Brave, Indomable, la princesa Mérida de la película de Disney, personifica el arquetipo de Artemisa, el espíritu indómito de una mujer
Mérida encuentra inspiración en el bosque, para ser competitiva en el mundo
Como Artemisa, la diosa de la caza y de la luna en el Olimpo Griego, La Princesa Mérida, se adentra en los territorios salvajes de los bosques armada con arco y flechas que su padre (también como el la mitología) le regaló. Mérida es también la arquera que, además, compite y gana a los hombres, de disparo certero.
Mérida, como Artemisa, es también es inmune al enamoramiento y una mujer completa en sí misma, que no pertenece a ningún hombre y funciona por sus propios medios, con autoconfianza y espíritu de independencia.
En calidad de diosa de la Luna, como Artemisa, la princesa Mérida, recorre, a la luz de la luna, sus territorios salvajes, y es afín a las experiencias místicas y meditativas. Mérida es capaz de percibir energías sutiles y seguir a los "fuegos fatuos", que la revelan secretos vedados a otros.
Mérida encuentra "la protección de la madre osa" en los territorios salvajes y la nocturnidad del bosque, donde se siente a salvo y segura, y es ahí donde halla la inspiración para ser ella misma y competitiva en el mundo.
Irónicamente, la creadora de la Princesa Mérida, Brenda Chapman, convierte a la Reina, la madre de Mérida, quien quema el arco de su hija para que desista del empeño de ser ella misma, se case y se someta a las convenciones, en un oso. De este modo, Chapman hace "salvaje" a la Reina, para que pueda comprender a su hija.
La Princesa Mérida que Chapman creó es, sin duda, un modelo inspiracional para aquellas mujeres que poseemos en nuestra personalidad el arquetipo de la diosa Artemisa.
María José Celemín