Rosquilla, el gato altamente sensible
Rosquilla apareció en mi vida como un regalo del Cielo, como una vía para desarrollar mi amor por los más inteligentes, perceptivos y sensibles que son objeto de envidias y persecución.
Rosquilla apareció de repente un día en la finca de mis padres aullando. Yo sabía que quería decirnos algo. Recordaba los días de ansiedad añorando Nueva York en los que nadie entendía mi dolor. Así que, enseguida, le puse comida y lo cogí en mi regazo, y, entonces, él sintió que una mano comprensiva lo entendía.
Desde aquel momento permanecimos unidos. Pasaba horas en mi regazo y yo sentía que él era mi bebé. Era un gatito bueno que sólo quería hacer su vida, pero, enseguida empezaron los celos de los otros gatos que lo perseguían.
Yo lo protegía como podía y él se refugiaba en la viña tras los árboles frutales, al lado de la balsa. Cada día iba a verlo a la hora de comer. Llegaba tarareando "Roooosquiiiilla", "Roooosquiiiiilla", "Roooosquiiiiilla", "¿dónde está Rosquilla?". Entonces, él aparecía corriendo hacia mí loco de contento ofreciéndome su barriguita para que lo acariciase. No sé. No puedo definirlo. En la viña, junto a él, parecíamos estar en otra dimensión donde sólo reinaba la paz y el amor. El día tenía sentido pensando que llegaría el momento de vernos.
Rosquilla apareció muerto meses después. Lo había atropellado un coche en la carretera. Nos solía pasar con frecuencia en la finca de mis padres. Estaba tan apesadumbrada que publiqué un post en Facebook contando la historia de Rosquilla, que impactó.
Meses después, viendo un programa de televisión, salieron unas niñas de un barrio muy pobre de Madrid que habían dejado sin electricidad. Entonces, una de las niñas se puso a llorar porque tenía frío. Yo me puse a llorar. ¿Cómo era posible que una niña en un país como España, que dice ser desarrollado, llore de frío?. Entonces, decidí editar el post de "Rosquilla, el gato altamente sensible" y contar el relato con más detalles y algunas reflexiones sobre la maternidad. El dinero que recaudara con las ventas se lo daría a esta niña, a su hermana y a su madre.
Hablé con el párroco de ese barrio y le pareció buena idea. Sacamos 716€ con las ventas de Rosquilla y, con ese dinero, la madre ha podido comprar una estufa, con la que se calientan y ya no pasan frío.
Los ingresos de las ventas de "Rosquilla, el gato altamente sensible" siempre van a parar a estas niñas y a otras y otros niños como ellos, para ayudarles a levantar, afin de que puedan tener una situación de privilegio como la nuestra.
María José Celemín