SIPNOSIS
Ésta es la historia de Victoria en busca de la verdad y del verdadero Dios. Es una historia para los que sienten que no encajan en este mundo y que no pertenecen a él.
El Dios de las Praderas Verdes es el Dios del Amor, la Ternura, la Compasión, la Empatía, los Primeros Tiempos y los Tiempos Primordiales, de la Humanidad y de lo Verdaderamente Humano.
Es el Dios que vio Victoria deslizándose por aquella canícula, sobre los maizales y el carrizo del río de Castronuño en la provincia de Valladolid y cerca de Toro.
Victoria es una niña feliz en la finca de sus padres, que siente su independencia y libertad ocupándose del riego de los árboles frutales.
Pero la felicidad se trunca y Victoria experimenta el miedo de verse sola, rechazada, y aislada por otras adolescentes, que envidian el rico mundo interior y el talento creativo de una niña sensible.
Entonces, Victoria se refugia en la finca de sus padres, en el Nuevo Testamento y en Jesús de Nazaret. Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados.
La situación empeora cuando Victoria conoce a Vicente en la Facultad de Derecho de Valladolid. Vicente se ve atraído por el carácter apasionado e independiente de Victoria. Vicente, bisnieto de uno de los caciques del Valladolid de la Restauración, se propone llevar al psiquiatra a Victoria, por ser una mujer que no se adecúa a los valores tradicionales, y exhibirla como un trofeo en su círculo de amistades.
Una vez terminados sus estudios, Victoria decide dejar Castilla y León e irse a Nueva York. Y allí, de nuevo, conoce la felicidad. Nueva York, en casa es el título de la tercera parte. Un mundo entero de posibilidades se abre ante sus ojos. También la oportunidad de desarrollar sus propias habilidades. Nueva York es la ciudad donde todos los sueños se pueden soñar. Y donde Victoria es apreciada, querida y respetada por sus talentos.
El Dios de las Praderas Verdes es una lectura amena, prolija en descripciones, y con una rica galería de personajes que se adentra en el alma humana y sus motivaciones, y que ayuda a comprender la razón de comportamientos, en principio, irracionales.
El Dios de las Praderas Verdes es un desafío al statu quo castellano-leonés. Pone en valor el espíritu femenino independiente de una mujer. Honra lo sagrado femenino en la Naturaleza. Descubre el talento y la profundidad de las mujeres que se reconocen en el arquetipo de la Mujer Salvaje. Y rescata su misticismo olvidado.
En último término, El Dios de las Praderas Verdes, es un canto al amor y a la bondad que anida en lo más profundo del corazón humano, a su pureza, su inocencia, a la compasión por los que sufren, y a la ternura.
"María José Celemín ha escrito un libro. No sabemos, eso sí, si es una novela, un manifiesto o el diario de un apocalíptico (en la jerga de Umberto Eco). Aunque, probablemente, tiene un poco de cada. La protagonista, Victoria, creemos que un "alter ego" de Celemín, sería una especie de Quijote contemporáneo que batalla contra molinos enormes. Mientras la protagonista se empeña en tener una vida proxima al mundo espiritual y en conexión con la Naturaleza, la sociedad se encarga de dar al traste, uno a uno, con los sueños de una "persona altamente sensible", en la jerga de la autora. Las experiencias narradas/vividas en primera persona nos ayudan a conocer un poco mejor el mundo de los bancos y el gremio de psiquiatras, entre otros. Cada cual puede obtener sus propias conclusiones. La familia, Nueva York y la Naturaleza de la infancia en la finca de sus padres, sentida como un espacio teofánico, protegen a una protagonista cuyas peripecias no son surrealistas, sino muy propias del mundo moderno. La obsesión por encontrar a Dios en alguna parte tiene algún destello delirante, lo que le confiere al texto un perfume que va más allá de las convenciones"
Pedro Burruezo, redactor-jefe de la revista "The Ecologist"
ESTE LIBRO TAMBIÉN ESTÁ DISPONIBLE EN INGLÉS
Añadir nuevo comentario