
SIPNOSIS
Ésta es la historia de Victoria en busca de la verdad y del verdadero Dios. Es una historia para los que sienten que no encajan en este mundo y que no pertenecen a él.
El DIOS de las PRADERAS VERDES
UNA NOVELA CON VOCACIÓN UNIVERSAL QUE HABLA DE VALORES ETERNOS
El espíritu es libre y salvaje y no se le puede poner vallas. Hay una fuente de amor incondicional, que es Dios, y si supieras Quién viaja contigo no tendrías miedo nunca
Una NOVELA con MÚSICA
María José Celemín ha puesto música a las páginas de su novela y exhibe por la geografía española e internacional los recitales "El Dios de las Praderas Verdes". En el vídeo puedes ver uno de los momentos la novela, en los que María José recita uno de los párrafos del Capítulo Primero "En Casa" de la Tercera Parte "Nueva York" del libro.
María José dedicó a escribir este libro durante cuatro años y ahora está orgullosa de poderlo compartir con sus lectores.
José escribió el libro para dar respuesta a la pregunta "¿Dónde está Dios? cuando uno deja de creer en las instituciones" y también para explicar el porqué de los comportamientos sociales de los castellano-leoneses. María José ofrece, de forma anovelada, una investigación histórica, rigurosa e impecable con personajes de la la vida actual. Desvela el caldo de cultivo de comportamientos sociales que van en contra del universo femenino y que están enraizados en la psiqué de los ciudadanos.
"Este libro es un manifiesto, un ensayo que habla de cuestiones vitales y de interés público que nos afectan a todos, para el que elegí la forma de novela"
-María José
"Durante el tiempo en que escribí este libro y especialmente cuando escribía párrafos en los que describía situaciones y emociones que para mí, en mi fuero interno, eran absolutamente verdaderas, pero que el exterior y la cultura negaba, sabía que llegaría un momento en el que eso que era cierto para mí lo podría compartir con aquéllos que sintieran lo mismo. Si yo sentía aquéllo como cierto en mi interior habría mucha gente que lo sentiría de igual manera.
Cuando tenía delante de mí la hoja en blanco cada mañana ya tenía un resumen de la situación o escena que iba a escribir y, entonces, empezaba a construir esas situaciones y esos personajes. Me involucraba e introducía tanto en la descripción de la escena que perdía la noción del tiempo. Fluía, tal y como describe el psiquiatra, investigador y escritor Mihaly Csikszentmihalyi.
Como dice Mihaly Csikszentmihalyi al describir su teoría del "Fluir" y de las "experiencias óptimas", no me sentía presa de las fuerzas exteriores, sino que tenía el control y que estaba siendo dueña de mi propio destino. Cuando terminaba de escribir cada párrafo sentía un profundo sentimiento de alegría. Siempre los recuerdo como un hito en mi vida y son un recuerdo constante de que la vida debe ser así para mí y para los demás.
Escribir la novela fue un desafío que hizo expandir mi conciencia y tener una clarividencia de cómo es Castilla y León, España, el mundo y ser humano. Tenía una gran motivación intrínseca para escribirla. Cuando escribia mi mente estaba totalmente concentrada en lo que hacía, no pensaba en algo separado de mí de lo que hacía y pienso que esto es encontrar la Unidad con Dios y con uno mismo. Es una experiencia de éxtasis, sin duda, de las que se describen muchas en la novela.
Cuando estaba escribiendo un párrafo actuaba sin esfuerzo y con tal invloucración que alejaba de mi conciencia las preocupaciones y frustaciones de la vida cotidiana. Y mi personalidad surgía más fuerte. Las horas pasaban en minutos y la percepción del tiempo se alteraba. Me hacía vivir en el momento presente.
Escribir "El Dios de las Praderas Verdes" era necesario para los castellano-leoneses; existió una oportunidad y lo convertí en un desafío. "El Dios de las Praderas Verdes" había estado ahí antes de que lo escribiera, sólo hubo que evocarlo".
-María José Celemín
La VÍA del CONOCIMIENTO INTUITIVO
"El Dios de las Praderas Verdes" es en sí mismo un ejercicio de conocimiento intuitivo; un conocimiento que no llega de la materia que se palpa en este plano terrenal, sino desde lo más profundo del interior y de alma que habita en cada ser humano, que es el espiritu, que es de donde venimos y hacia donde vamos.
Un anhelo de unirse a lo Invisible, que es de donde veníamos felices y cuyo recuerdo (por habernos desligado del Paraíso) nos causa dolor en este plano terrenal, que sólo se puede alcanzar a través de la vía directa, cuando el corazón, en el silencio, habla con lo más íntimo del alma, que es donde mora, como dijo Santa Teresa, Dios. En los capítulos iniciales del libro se puede leer cómo entre una Victoria joven e inexperta, ni siquiera iniciada en la vía del espíritu, y Dios, se interpone la institución cortando el hilo directo entre el alma y Dios.
Lo SOBRENATURAL y la EXPERIENCIA MÍSTICA
La vivencia intensamente espiritual de Victoria provoca que, a lo largo de la novela, emerjan situaciones que van más allá de la experiencia física y material. Situaciones que suceden en el plano sobrenatural, en la dimensión a la que han tenido acceso quienes iniciaron una vía de conocimiento y del espíritu para llegar a la Unión con Dios y lo consiguieron. Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Patanjali en la India, santos y míticos sufíes musulmanes como Mevlana Rumi o Ibn Arabi, todos nos cuentan lo mismo.
El AMOR INCONDICIONAL e INFINITO
Tal y como nos contó Teresa de Ávila. Ella no habló, como hace la mayoría de la gente y de los escritores, desde el intelecto, desde la mente. Teresa nos contó, de la manera más apasionada que una mujer "Afrodita" puede hacer, en primera persona su experiencia, lo que ella había vivido. Dijo con claridad que no la interesaban los conceptos. Teresa no estaba en el intelecto, en la mente. Teresa estaba en el corazón. Obtuvo el privilegio de ver y vivir con Dios aquí, en el plano terrenal. Y esa bondad, ese Amor Infinito, Radiante, Resplandeciente e Incondicional es el que ve, vive y experimente la niña Victoria en el primer capítulo de la novela.
La descripción de "El Dios de las Praderas Verdes" es la mirada desde los ojos puros de la niña Victoria; el asombro que aún tiene la primera mirada de un niño ante la belleza de la naturaleza y lo divino.
Es lo que Wayne Dyer llama "la memoria espiritual" y la conexión con nuestra fuente. La descripción de "El Dios de las Praderas Verdes" es la fuente de la que provenimos. El Amor Incondicional. El Paraíso. Dios.
La SENSIBILIDAD y el UNIVERSO FEMENINO
Victoria es una niña, adolescente y adulta sensible e inteligente. Posee una sensibilidad que la permite acceder a una experiencia subjetiva intuitiva y espiritual que se confronta en una cultura orientada al exterior y, en cierta mediad, brutal, en la que lo diferente debe ser aniquilado. La Naturaleza, que aparece en la novela como una teofanía, es el último refugio en el que Victoria puede proteger su identidad frente a lo que dice el entorno.
"Hay realidades que sólo son accesibles a los ojos del alma"
-María José Celemín
TEORIAS de PATANJALI en "El DIOS de las PRADERAS VERDES"
Una de las teorías de Patanjali apuntada en la actulaidad por el líder espiritual Dr. Pillai cuyas enseñanzas y teorías son enseñadas en el Centro Pillai, en Chennai, en la India, aparece como uno de los temas centrales en la novela.
"Manipulando el espacio se puede manipular el tiempo". Éste es un principio descubierto por Patanjali hace tres mil años, que el doctor Pillai en la India, y quien fue maestro de Wayne Dyer, que editó el audio best-seller con la "meditación Ah", gracias a las enseñanzas de Pillai. En "El Dios de las Praderas Verdes" el lector puede ver cómo Victoria, la protagonista, cambia de identidad cuando llega a Nueva York desde Castilla y León. La nueva mirada de ella misma que tiene sobre sí misma cambia cuando llega a Nueva York, porque la imagen que le devuelve la sociedad de Nueva York, que es una sociedad abierta, dinámica, dispuesta a ver y reconocer el verdadero espíritu de Victoria, esa imagen de ella misma, en Nueva York, es la que corresponde a su verdadero espíritu e identidad, y no la vestimenta que Castilla y León le estaba poniendo desde sus propios prejuicios y constricciones.
Manipulando el espacio Victoria consiguió manipular el tiempo y vivir en otra dimensión donde podía expandir su conciencia y su espíritu, y donde el tiempo y la felicidad de poder ser y vivir su identidad era una realidad en el día a día.
PEDID y se os DARÁ - Los ÁNGELES
Victoria encuentra la ayuda de los ángeles y de Dios para hacer frente a las vicisitudes que van apareciendo en el camino. Victoria reza y pide ayuda a Dios, y Dios siempre, desde el silencio, responde. Se sabe que hay ángeles guardianes que acompañan a los seres humanos mientras estamos en este plano terrenal, que ayudan y protegen. Los capítulos de "La Herencia" y "La Fe" de la abuela son centrales en la novela.
Los líderes espirituales de todas las tradiciones tuvieron el privilegio de que Dios se comunicara con ellos; Abraham; Moisés; el profeta Muhammed, paz y bendiciones; todos ellos recibieron una revelación divina, aunque el maestro de maestros es Jesús de Nazaret, "Tu Fe te ha salvado", le dijo al paralítico.
Se dice que cuando Jesús llegaba a una aldea se notaba su presencia por la conexión tan inmediata con Dios que tenía.
Jesús fue capaz de obrar el milagro de los panes y los peces, de caminar sobre las aguas porque era siempre la Unidad con el Padre, es decir, con lo Invisible, con Dios. Porque no había roto el vínculo con la fuente.
"María José Celemín ha escrito un libro. No sabemos, eso sí, si es una novela, un manifiesto o el diario de un apocalíptico (en la jerga de Umberto Eco). Aunque, probablemente, tiene un poco de cada. La protagonista, Victoria, creemos que un "alter ego" de Celemín, sería una especie de Quijote contemporáneo que batalla contra molinos enormes. Mientras la protagonista se empeña en tener una vida proxima al mundo espiritual y en conexión con la Naturaleza, la sociedad se encarga de dar al traste, uno a uno, con los sueños de una "persona altamente sensible", en la jerga de la autora. Las experiencias narradas/vividas en primera persona nos ayudan a conocer un poco mejor el mundo de los bancos y el gremio de psiquiatras, entre otros. Cada cual puede obtener sus propias conclusiones. La familia, Nueva York y la Naturaleza de la infancia en la finca de sus padres, sentida como un espacio teofánico, protegen a una protagonista cuyas peripecias no son surrealistas, sino muy propias del mundo moderno. La obsesión por encontrar a Dios en alguna parte tiene algún destello delirante, lo que le confiere al texto un perfume que va más allá de las convenciones"
Pedro Burruezo, redactor-jefe de la revista "The Ecologist"
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