Entrevista a Mª José Celemín, autora de “El Dios de las praderas verdes”
“EL XEROQUEL ES PARA BIPOLARES Y, A MÍ, ESTUVO A PUNTO DE MATARME”
Traemos a nuestras páginas a una autora en cuya ópera prima la familia se convierte, en buena medida, en parte de la redención de la protagonista de la novela, un alter ego de la escritora. Hoy, la familia es para cada vez más personas un remanso de paz ante el mundo hostil de estados, empresas y egoísmos aberrantes.
Mª José Celemín ha escrito un libro. No sabemos, eso sí, si es una novela, un manifiesto o el diario de un apocalíptico (en la jerga de Umberto Eco). Aunque, probablemente, tiene un poco de cada. La protagonista, Victoria, creemos que un “alter ego” de Celemín, sería una especie de Quijote contemporáneo que batalla contra molinos enormes. Mientras la protagonista se empeña en tener una vida próxima al mundo espiritual y en conexión con la Naturaleza, la sociedad se encarga de dar al traste, uno a uno, con los sueños de una “persona altamente sensible”, en la jerga de la autora. Las experiencias narradas/vividas en primera persona nos ayudan a conocer un poco mejor el mundo de los bancos, del Opus Dei y del gremio de psiquiatras. Cada cual puede obtener sus propias conclusiones. La familia, Nueva York y la Naturaleza de la infancia en la finca de sus padres, sentida como un espacio teofánico, protegen a una protagonista cuyas peripecias no son surrealistas, sino muy propias del mundo moderno. La obsesión por encontrar a Dios en alguna parte tiene algún destello delirante, lo que le confiere al texto un perfume que va más allá de las convenciones.
-Opus, bancos, psiquiatras, ansiolíticos… ¿Mal cóctel?
-Cualquier médico debe saber que la salud de un ser humano viene determinada por su grado de plenitud y que el único objetivo de los poderes públicos es promover la autorrealización de cada ciudadano, es decir; establecer las condiciones necesarias para que los individuos sean felices y puedan “fluir” realizando las tareas con las que sus habilidades se identifican. La realidad es que la judicatura, por ejemplo, alimenta a corporaciones, bancos y grupos fascistas minando la autoestima de los ciudadanos, robándoles su poder. Y, cuando el individuo llega herido a la consulta de un psiquiatra, éste le remata. Le hace creer que es “él quien tiene una congénita y extraña enfermedad y quien se ve perjudicado por un entorno saludable”. Creo que Billy Wilder o José Mota con todo esto harían un buen programa. Bueno, quizá yo misma, con el tiempo…
-¿Cómo sale Victoria, la protagonista, de todo eso?
-Con diecinueve y veinticinco años, Victoria está sumergida en una pecera de aguas turbias en las que no puede ver. Los curas del Opus le hacen creer que es culpable de ser acosada por ser sensible y creativa y que es una apestada por el hecho de haber amado, y, para ella, ellos son autoridad incuestionable, así que está sumida en una confusión que la conduce a una situación de distrés y ansiedad generalizada. María José Celemín, la persona real que inspira el personaje de Victoria, ha salido gracias a escribir esta novela y poner sobre el papel que el sistema actual es un circo.
NUEVA YORK
-¿Qué tiene Nueva York que no tenga Valladolid?
Nueva York tiene vida, erotismo, sensualidad. Está poseída por una profunda libido. Tiene atractivo y encanto: charme, báraka. Es una ciudad muy sexy. Sexualidad e inteligencia van de la mano. Nueva York son flores y chocolate. Pero también tiene polis que protegen sus fronteras y violan con impunidad los derechos humanos. Hay que ayudar a María José Carrascosa, para que la liberen pronto.
-Algunos dicen que el Opus no es una orden iniciática, sino contrainiciática…
-El Opus Dei es el relevo de la “Santa” Inquisición. Con eso está dicho todo. El Opus está integrado por los franquistas, Manos Limpias y la cúpula del Partido Popular. Son terroristas. Son los impostores que, como el peor de los pederastas, han violado existencialmente la inocencia de tantos seres humanos.
XEROQUEL
-Háblanos de tus experiencias con Xeroquel…
-El psiquiatra que me recetó “eso” lo hizo basado en su condición de misógino y bajo la creencia de que yo quería llamar la atención a toda costa porque era una mujer narcisista. El Xeroquel es para bipolares y, a mí, estuvo a punto de matarme. Perdí vitalidad y fuerza muscular. No podía salir a la calle. El muy loco me castigó aumentándome la dosis de xeroquel porque rechacé una invitación suya. Me encantaría poder plantificar aquí el nombre de este asesino…
-¿La familia es protección ante un mundo hostil?
-Mis padres y yo hemos sufrido un infierno después de que (hace ocho años) me deportaran de Nueva York (por faltar quince días a unas clases). Su única obsesión era que yo tuviera una situación económica estable. Mientras yo buscaba lo que Castilla y León me había negado (mi propia vida) ellos se desvivían para darme un sustento y me hicieron una casa rural, que era la de mi abuela. Se han exprimido por mí. En nuestros conflictos ha mediado mi hermano. Mis padres han hecho un esfuerzo heroico por comprenderme. Les adoro. Son ya un mito en vida.
DENTRO DE UNO
-La Naturaleza, la familia y la infancia hablan de un Dios presente en todo, pero ya los sufis dijeron hace mucho tiempo que es a través del corazón que sólo se puede ser consciente de todo eso…
-Sí. El “Dios de las Praderas Verdes” es el Dios que se desliza sobre los maizales y el carrizo. El Dios que amanecía con Victoria y el que le hablaba a través de su padre, de la Naturaleza; de los árboles frutales. Era el Dios de los Primeros Tiempos. De los Primeros Amaneceres. De los Sueños Posibles y las Utopías Realizables. Era el Dios que vagaba discreto. Oculto, pero real, serpenteando al compás de aquella bruma. Con un disfraz de media noche. Encarnando el propio río. El Dios de los Corazones. El de la Infancia…
-Tu abuela es un símbolo. ¿De qué?
-Al final de su vida, mi abuela se convirtió en una mujer sabia. Hacía que la fe católica tuviese su significado primordial. Trabajaba la tierra con sus manos y conocía los ritmos de la Naturaleza. Decía que “el Señor nos colma de bendiciones”. Una vez me dijo que tuviera la misma fe en Dios como la que tenía en ella si en aquel momento le pidiera un favor… “¿Acaso dudarías de que yo te fuera a fallar?”, me preguntó. A su lado, me sentía protegida y, ahora que no está, me siento espiritualmente huérfana y, por otra parte, que estoy renaciendo para seguir su estela.
EXTERMINADORES DE DIFERENTES
- Pero, en el mundo moderno, no todos son “exterminadores de diferentes”. ¿O sí?
-El Sistema se está quedando acorralado e indefenso, aunque pueda parecer lo contrario. Muchos ya vemos esta barbarie como algo marginal que lentamente se descompone. Una revolución silenciosa camina sin prisa pero sin pausa y con pasos de plomo; al compás de la Naturaleza y hacia la Humanidad del ser humano.
-¿Cuál es la lección?
-Mi propia conciencia es mi única guía. Que yo soy, entre los hombres y como cada ser humano, una mujer con poder y habilidades y, en el Universo, una miseria.
Pedro BURRUEZO, redactor-jefe de la revista "The Ecologist", músico y compositor
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