Agradezco, desde lo más profundo de mí, a la Dirección del Cites, la Universidad Mística de Ávila, en especial, a los padres carmelitas Francisco Javier Sancho Fermín, Rómulo Cuartas, Danilo Ayala y Maximiliano Herráiz, la oportunidad que me brindaron para presentar a Teresa de Ávila, con la que tengo cierta consanguinidad, como la mujer que fue capaz de preguntarse con suavidad y astucia, y temiendo la esclavitud de la vida conyugal, "¿En qué se convertía el respeto y la admiración que toda mujer necesita experimentar para someterse, cuando ese dueño y señor resultaba ser un hombre de carne y hueso?", en el Congreso Mundial Teresiano en Ávila el 23 de septiembre del 2.015 con la comunicación "Santa Teresa a la luz de los arquetipos femeninos griegos: Afrodita y Hestia. Una Nueva Mirada".
Y, siendo yo también una mujer del tipo "Afrodita", como ella, una mujer que se enamora con frecuencia y facilidad, que nos involucramos de forma intensa y apasionada en procesos creativos, y que, con nuestro "modo enamorado" de vivir y sentir, damos luz sobre los dones de los demás, siendo Portadoras de Visión para otros, pero no teniendo tantos Portadores de Visión para nosotras mismas, he descubierto, a través de ella, que nuestro Verdadero y Único Portador de Visión es Dios, ese Rey que mora en el centro del Castillo Interior que es el alma, y a Quien se Unió ella a través de la oración, del silencio interior, de la humildad, y el desapego, (valores de Hestia, la diosa del templo y del fuego en el Olimpo griego) y Que fue su mentor y su soporte.
Teresa de Ávila me ha rescatado como mujer "Afrodita", en la que rige el disfrute del amor, la belleza y la sensualidad, en este siglo XXI desde el siglo XVI, para darme luz sobre cómo debo manejarme en una sociedad aún Patriarcal, como mujer que no me someto, que elijo mis compañeros, y en cuyas relaciones no he sido elegida para ser víctima, sino para valorar la experiencia emocional y producir alquimia en ella.
Esto que he aprendido es lo que quiero compartir con otras mujeres y hombres.
"Y lo que habemos de hacer es pedir como pobres necesitados delante de un grande y rico emperador, y luego, bajar los ojos y esperar con humildad"
QUINTAS MORADAS
"Soy Yo, no hayas miedo". Así habla Dios al alma y así queda consoladísima. Y así sucede cuando está con alguna pena de negocios graves que no sabe cómo han de suceder, y entiende que se sosiegue, que todo sucederá bien. Queda el alma con certidumbre y sin pena".
SEXTAS MORADAS
"Con las mercedes que me hacía el Señor, todo lo pasaba"
"Siempre salía consolada de la oración y con nuevas fuerzas"
"Y enseñábame lo que les había de decir"