
Faltan unos días para que entre el otoño. Y, escuchando el rumor de las fuentes mientras escribo estas líneas, tengo la sensación de que este buen tiempo nunca va a acabar. Los expertos estiman que, desde 1.980, las semanas de calor se han incrementado en cinco. Y, confirmando las predicciones de los mayas y de otras tradiciones espirituales, estamos experimentando la aceleración del tiempo. Un año de ahora son dos de antes. Parece que el próximo verano podría ser algo lejano y, sin embargo, está a la vuelta de la esquina.
Se me ocurrió la idea de convertir este patio andalusí, este pequeño jardín de inspiración hispano-árabe, en una eco-tienda con obrador de dulces ecológicos, en agosto del verano pasado. En menos de un año una idea que apareció en mi mente como algo inverosímil se ha hecho realidad. Han pasado los días de invierno y primavera tramitando papeles, permisos, licencias, superando auditorías, y cosiguiendo financiación, personal, clientes, ventas, y, por fin, lo que estaba en blanco, ha tomado forma.
Diría que un milagro detrás de otro se ha ido sucediendo. La oración sentida desde lo más profundo de mi corazón, la petición a Aquello que me trasciende como un ser humano, ha precedido cada paso y ha permitido este obrador con eco-tienda y estos deliciosos pastelitos bio gourmet.
Quería compartir esta idea con vosotros, y publicar en este boletín aquéllo que vamos haciendo.
María José Celemín