

Trabajar con las manos y preparar el té
Pastelerías, teterías, cafeterías ecológicas Valladolid
Ayer hablé con mi amiga Rabea, y hablamos de ésto, de lo importante que es trabajar con las manos, sobretodo, cuando tienes y has tenido, a lo largo de tu vida, una intensa actividad intelectual.
Trabajar con las manos implica parar los pensamientos, y, tal vez, centrarlos en el nombre de Dios, de Yhavéh, de Allah, de Shiva, el mejor, sin duda, pensamiento para el ser humano.
Trabajar con las manos, hundir los dedos en la tierra y cultivarla; hacerse parte de ella; hacer el pan, amasarlo y meterlo en el horno. Barrer los suelos, limpiar las fuentes, regar las plantas, refrescar el ambiente, debería ser un ritual matutino en un lugar donde está escrito el nombre de Dios.
Una vida académica y universitaria de sola intelectualidad es una vida vana, y, por eso, retomo las palabras del ensayo de Ralph Waldo Emerson, "Confianza en uno mismo": "el hombre no obtendrá más grano de trigo para alimentarse que el que él mismo se haya esforzado en cosechar en el bancal de tierra que le ha sido dado".
No en vano la mejor terapia en un centro de recuperación para drogodependientes o reclusos en las cárceles es cultivar un huerto.
Pero sí, eso sí, si uno trabaja con las manos, que lo haga con alegría y buena compostura. Hace unos años, un buen amigo me dijo que las mujeres musulmanas de Indonesia se van a cultivar los campos de arroz con los niños a la espalda, pero no dejan en casa sus joyas y ornamentos, así que he tomado nota de ello, e, incluso barriendo y fregando los suelos de Al-Kauthar, y limpiando el agua de sus fuentes, me doy un sí y un no en los ojos.
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