El tema central de la novela es que Dios es el Dios del Amor, pero el de lo verdaderamente humano, el Dios de la Empatía; el que vela por el bien del otro. Es el corazón y la bondad del ser humano que tiene en cuenta al otro, al daño o al beneficio que cada ser humano pueda hacer a otros con su comportamiento, y lo que le importan a cada ser humano las verdaderas necesidades ajenas.
El Dios de las Praderas Verdes vive en quien le preocupa las consecuencias de sus acciones y en cómo van a afectar éstas a quienes estén a su alrededor. Es el Dios de la Compasión.
Este Dios de la Empatía está muy lejos de las convenciones sociales, de la imagen social y de los trepadores sociales. El Dios de la Empatía cuida por ser considerado con los sentimientos propios y ajenos, y por ser coherente y auténtico con los mismos.
El Dios de las Praderas Verdes no es el Dios de los dogmas ni de las rigideces, es ese Dios que susurra en el corazón de quien es cuidadoso con el bienestar ajeno y con el propio.
Católicos, musulmanes, budistas... podrán rezar cada uno a su Dios, pero habrá unos que no piensen en el bienestar ajeno y otros que sí lo harán, y esa diferencia es lo que hace verdaderamente espiritual y elevado a un ser humano.
Y de nada le servirá a un católico comulgar todos los días y confesarse una vez a la semana si, por imponer la fe católica, es capaz de minar la salud de alguien, y de nada le servirá a un mulsulmán hacer la oración del Fayer al amanecer y ayunar en Ramadán, si es capaz de maltratar a su madre octogenaria; si su corazón está ciego para sentir compasión y empatía hacia los otros.
Lo que ha sucedido con las grandes tradiciones reveladas; el cristianismo o el Islam, por ejemplo, es que han sido raptadas por aquellos "puristas" o fundamentalistas que, pretendiendo preservar los rituales del original mensaje de los profetas; Jesús o Muhammed, son capaces de imponer con violencia los mismos, desvirtuando con ello el original mensaje de amor que las tradiciones en sí mismas contienen.
Pero las grandes tradiciones reveladas contienen aquellos valores humanos con los que la gran mayoría de los hombres comulga en su interior; el amor hacia uno mismo y hacia el prójimo, incluso hacia el enemigo; el perdón a los enemigos; la justicia social. La distribución de la riqueza es uno de los mensajes centrales en ambas tradiciones; el control de los apetitos y de las pasiones; el autocontrol sobre uno mismo. "El fuerte no es el valiente en el combate. El fuerte es el aquel que se controla a sí mismo cuando está furioso". Y la Compasión aparece en las tradiciones como otra idea central.
En la novela, la figura de la abuela aparece como una figura clave en el proceso de crecimiento espiritual de Victoria. Pero la abuela es una mujer humilde, que está en oración día y noche, que trabaja la tierra con sus manos y que es discreta y silenciosa. Y, sobretodo, no impone su credo. Pero es su ejemplo el que lleva a quienes están a su alrededor a seguirlo.
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