Empoderamiento de la mujer, feminismo, y violencia machista en Valladolid - El Dios de las Praderas Verdes
El huracán de violencia bajo la aparente calma que ahogaba a las mujeres españolas ha estallado. El movimiento feminista en España acaba de explotar con una potencia sin precendentes y jamás imaginada
Para las mujeres que representamos el más puro espíritu femenino independiente, que estamos fuera del control de los hombres y que no aceptamos la legitimidad del poder del varón, habría sido difícil, tengo que confesar, seguir soportando la situación previa en la que, por poner un ejemplo, un guardia civil podía burlarse de una mujer que sufría una situación injusta, un juez podía trivializar una agresión, o un médico podía recetar un fármaco peligroso para el organismo de una mujer.
Como describo en uno de los últimos párrafos de "El Dios de las Praderas Verdes", Victoria, la protagonista, se ahogaba en un gas invisible de una sociedad que hace culpable a las mujeres por el hecho de serlo.
Defiendo esta novela como si fuera un hijo, además de por las descripciones ricas con destellos mágicos que rozan la fantasía, por las verdades del corazón humano que encierra dentro de sí, y que no son las que cuentan los telediarios.
En el "Dios de las Praderas Verdes", que representa el amor, la compasión, y la empatía, describo las emociones humanas, y aún me estremezco cuando oigo de mis propios labios mi verdad como mujer. La que no me habían contado y por la que habían pretendido hacerme invisible, como a otros tantos millones de mujeres.
Defenderé siempre esta verdad como una madre protege a un hijo, y ni nada ni nadie ha podido, ni podrá apartarme de ello.
Por tantos años de mentiras. Por tanto tiempo de violencia y terrorismo, ¿cuánto nos debe el Estado?
María José Celemín
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